¿Existe libertad de prensa?

Por Leticia Alamilla Castillo

(Primera parte)

Daño colateral

“Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico” –Joseph Pulitzer*-

En las últimas décadas hablar de la libertad de prensa debe ser un tema obligado, porque el papel que juegan los medios de comunicación, y por supuesto, la labor periodística son fundamentales en un modelo político que se presume democrático y para la tan “cacaraqueada” etapa de la transparencia que hoy vivimos.

“Pan o palo”

Pero vamos un poco atrás, durante último tercio del siglo XIX y la primera década del siglo XX la prensa jugó un papel muy importante para legitimar un gobierno que mantuvo el poder a lo largo de más de treinta años.

Porfirio Díaz fue un claro ejemplo de un gobernante que utilizó a la prensa escrita como el medio para dar a conocer a los mexicanos, -sólo el 20 por ciento sabía leer y escribir- por lo tanto, su mercado objetivo no era “la bola”, es decir, el otro 80 por ciento de la población que además de pobre, era analfabeta.

México se colocó en el escenario mundial gracias a una prensa que presumía estabilidad económica, avances tecnológicos, creación de infraestructura industrial, de caminos y ferrocarrilera, además de la llegada múltiples inversiones de países como Estados Unidos, Francia, Inglaterra y España.

El papel de la prensa escrita durante el periodo en referencia fue de un control total por parte del estado. El Porfiriato mantuvo un férreo control de lo que se difundía de forma interna o externa. La libertad de prensa era prácticamente nula y aquellos que pretendieron criticar, cuestionar o evidenciar las acciones del gobierno, fueron perseguidos o encarcelados.

Pese a la persecución de periodistas, la crítica continúo de forma clandestina en diversos puntos de la república. Se inauguró la era denominada del “pan y palo” pan para los simpatizantes de Díaz y palo para los periodistas de oposición, El Imparcial y El hijo del Ahuizote fueron un ejemplo de posturas antagónicas.

El ejercicio de un periodismo clandestino contribuyó de forma notable a difundir las ideas de grupos opositores a la clase gobernantes y a las ideas revolucionarias.

“Los perros muerden la mano de quien les quitó el bozal…”

Con la llegada de Francisco I. Madero a la presidencia las cosas cambiaron porque –con el argumento de fomentar la libertad- permitió un ejercicio totalmente abierto del periodismo y de la crítica al gobierno. El problema con sus acciones es que el noventa por ciento de los medios de comunicación, en ese momento, eran incondicionales del régimen porfirista.

El resultado de dicha apertura fue una crítica radical que denostó la figura y acciones del presidente Madero, no sólo al interior de nuestro país, sino lo mostraban como un presidente carente de carácter y de un verdadero proyecto de nación lo suficientemente fuerte para mantener seguras las inversiones de capitales extranjeros.

Era frecuente que se mofaran de las prácticas espiritistas del presidente Madero, de su voz chillona y que la caricatura política lo dibujara como un hombre de pequeña estatura, además de carente de carácter. El hermano menor de Madero, Gustavo A. Madero, diría en público que “los perros muerden la mano de quien les quitó el bozal”

“La etapa del Chacal”

Durante el periodo que gobernó México el golpista Victoriano Huerta contó con el apoyo casi incondicional de los periódicos que habían sobrevivido y que eran afines al Porfiriato, aunque continúo la impresión clandestina de hojas sueltas que criticaron severamente al militar.

Su imagen fue caricaturizada haciendo evidente el estado etílico en el que se encontraba la mayor parte del tiempo en el que una botella de coñac era parte del paisaje que lo rodeaba en su oficina, o bien, por afición a la marihuana que consumía públicamente.

Imposible hablar de libertad de prensa, más bien, de una prensa clandestina que publicaba con el riesgo que ello implicaba, detenciones y hasta el asesinato de algunos periodistas que osaban evidenciar las acciones del Presidente Huerta.

“Un político de avanzada”

Es interesante ver una faceta poco conocida de constitucionalista Venustiano Carranza quien fundó el periódico El Constitucionalista que aprovechó como una especie de órgano oficial, inclusive, había personal destinado a reunir o redactar información que era distribuida entre los medios que recibían algún tipo de financiamiento.

El político creo grupo de periodistas que eran conocidos como los rectificadores cuya tarea fundamental era la de trasladarse al lugar de los hechos para constatar si la información publicada en algunos medios era verdadera, exagerada o falsa y con ello hacer las aclaraciones correspondientes.

Quien controlaba el poder, controlaba lo que se publicaba. En la etapa de confrontación de Venustiano Carranza con los revolucionarios Villa y Zapata adopta una política de comunicación para evidenciar a los dos caudillos y colocarlos como auténticos bandoleros.

“El Jefe máximo”

Uno de los políticos que han trascendido hasta nuestros días porque representó  un parteaguas en la historia política de México fue Plutarco Elías Calles, “El Jefe máximo”, quien tuvo la capacidad de imponer a tres presidentes de forma consecutiva en la era denominada como “el Maximato”.

Las bases para dimensionar la importancia de los medios de comunicación para difundir las acciones de gobierno, ya las había cimentado Carranza, pero Calles, inauguró junto con la creación del abuelo del PRI -el PNR-, una etapa de la utilización y manipulación de los medios informativos para exaltar las virtudes del Partido político.

En suspenso

Es verdaderamente lamentable que la designación de miembros de un organismo como es la Comisión Estatal de Derechos Humanos esté tan politizada, al grado, que continúan los estira y afloja por mantener el control. La pregunta es ¿Qué tipo de intereses oscuros se mueven para concretar la renovación del Consejo…?