Candidatos útiles y candidatos no útiles

Por Enrique Gasga

En principio lo que se espera de un gobernante es que de solución a los problemas de la comunidad -al menos los más urgentes-, pero la experiencia en México nos ha mostrado que es lo que menos hacen. En consecuencia lo que se ha esperado de los candidatos a algún puesto de elección popular en Tlaxcala y en el país,  es que dijeran qué y cómo iban a resolver los problemas de sus demarcaciones; sin embargo, esto ha sido poco común, o inexistente lo que ha derivado en gobernantes poco útiles, o no útiles; ante esto lo que se puede esperar para las campañas que recién iniciaron rumbo a las elecciones de julio es que los candidatos sean útiles; pero esto honestamente se ve muy difícil.

Y para muestra un botón, según lo visto en lo que fueron las pre campañas presidenciales, hubo predominantemente descalificaciones, guerra sucia, denostaciones y todo tipo de insultos; y en contraparte sólo propuestas vagas, y eso no es útil para una sociedad de ahí que las expectativas sobre los candidatos rumbo a las elecciones de julio próximo no son alentadoras en comparación con la gravedad de los problemas que actualmente enfrentamos en Tlaxcala y en todo el país.

En lo correspondiente al estado de Tlaxcala el clima también es desalentador; ya que por ejemplo en cuanto a los candidatos del partido en el poder (PRI), hay desde el junior del ex gobernador Mariano González quien como diputado local no cuenta con trabajo legislativo que lo avale, y más bien con operar el bloqueo de iniciativas tendientes a brindar apoyos sociales.

Hasta la ex secretaria de gobierno que como tal siempre se encargó de minimizar los problemas de Tlaxcala; y así sucesivamente la gran mayoría de candidatos de este instituto político que no cuentan con un trabajo en beneficio de la comunidad que los avale como candidatos ni con propuestas de solución a la problemática del estado.

En el caso de la coalición que encabeza López Obrador, y cuya estructura en Tlaxcala como en otras partes se está resquebrajando por la imposición de candidatos y la verticalidad de su líder lo que muestra que la voz de esta coalición no es la de sus militantes, sino la de él únicamente; lo que ha mostrado con la imposición de candidatos en su gran mayoría desconocidos y sin trabajo a favor de la comunidad que los respalde; así como sin una formación política ni la presentación de propuestas, no garantiza sino candidatos no útiles para poder al menos enfrentar los grandes problemas del estado en caso de que ganen.

En el caso de la coalición Por Tlaxcala al Frente se la pasaron tratando de resolver sus conflictos internos que derivaron en la fractura al menos en el PAN y en el PRD, y recientemente se enfrascaron en un pleito con el gobierno federal por los señalamientos contra Ricardo Anaya; y descuidaron lo más importante que es la enorme problemática en el estado; de ahí que su reto es centrar su atención en lo realmente importante para los tlaxcaltecas.

En este contexto, ante la escases de propuestas viables para resolver los problemas en Tlaxcala y en toda la República, el próximo primero de julio los electores tendremos que decidir por quien vamos a votar a partir de lo que haya, y de no haber propuestas viables de solución a la problemática existente, el escenario no se mira favorable.

Ante esta situación ha habido algunos supuestos intentos por destacar las propuestas de los candidatos; esto por ejemplo con los debates, pero tal situación no ha funcionado; primero porque los formatos y la estrategia empleados no ha permitido un desarrollo claro de las propuestas presentadas; y el debate ha sido utilizado más para convencer al electorado con frases pomposas y ataques entre los candidatos para tratar de verse como mejor opción unos y otros; que para que el electorado conozca realmente las propuestas.

En este sentido, hace algunos años en Tlaxcala se presentó la estrategia de firmar ante notario público los compromisos de campaña lo que tuvo resonancia en varias partes del país. En este caso el ex gobernador Héctor Ortiz durante su campaña a la gubernatura llevó a cabo esta estrategia, y en seguida otros candidatos en el país la replicaron.

Sin embargo, parece que finalmente firmar sus compromisos de campaña no fue del agrado de la mayoría de los candidatos, y sólo algunos lo hicieron aunque con varias imprecisiones o trampas; ya que por ejemplo integraban como compromisos la ejecución de programas que de por si tenían que hacer, y no de compromisos que buscaran un beneficio extra, o contribuir a la solución de problemas.

Y haber firmado ante notario público compromisos para la mayoría de candidatos no era redituable; ya que si se dedicaban a cumplir lo que firmaron tendrían que buscar los recursos y hacer las gestiones necesarias para hacerlo, es decir, tenían que cumplir con su trabajo y quizá dejar de manipular recursos para desviarlos hacia intereses de su partido o particulares.

Todo esto de alguna manera hace ver a los candidatos ya como gobernantes en su generalidad como arruinadores de Tlaxcala y México, o en determinados casos como simples vividores del sistema que nos gobierna, por supuesto salvo algunas excepciones.

Sin embargo, ante la grave situación de inseguridad que vivimos en todo el país, la falta de oportunidades para conseguir empleos bien remunerados, los bajísimos e insultantes salarios, la desatención a brindar servicios públicos eficientes; así como la corrupción e impunidad, todo esto con la permisibilidad del gobierno.

Ha hecho urgente la implementación de soluciones; pero para ello se necesita no sólo un cambio radical en las políticas públicas, en la administración de los recursos, en la ejecución de obras, en la creación de leyes honestas que de verdad sirvan al bien común; pero también hace falta limpiar las dependencias de la corrupción existente, limpiar a las policías, a las procuradurías, incluso al ejército y a la marina.

Y esto en términos sencillos significa una revolución, por supuesto no armada, o se iría al traste con todo.

Pero ninguno de los candidatos presidenciales ha mostrado una propuesta de esta magnitud, y quien en su discurso lo intentaba hacer, ahora sin ser aún presidente ya está perdonando a título personal a todos quienes han dañado al país.

Candidatos: hagan conciencia de la gravedad de los problemas que enfrenta la sociedad, y si de verdad tienen sensibilidad y amor por la gente, formulen propuestas viables reales y realizables encaminadas al bien común, antes de pensar en su carrera política, el poder y su beneficio personal; hoy tienen una gran oportunidad de reivindicarse como parte de una clase política que ha dañado a Tlaxcala y al país, y de verdad ser útiles a la sociedad.