Le pusieron vestido negro a la falta de valores

Por Yazmin Garnica Carbajal

Las mujeres hemos vivido en una eterna lucha para que se nos dé el reconocimiento que merecemos, para que se nos considere seres pensantes y no simples artículos sexuales, que seamos más que un par de atractivos senos, un abdomen plano y trasero pronunciado. Pero, ¿realmente las mujeres queremos que no nos vean así?

Si así fuera, entonces tendrían que dejar de aparecer mujeres esculturales con vestimenta minúscula dando el pronóstico del clima en los noticiarios televisivos; que las conductoras de diferentes programas de TV estén ahí es por su alto coeficiente intelectual y no por su meros atributos físicos o imagen. También tendrían que desaparecer las atractivas y voluptuosas figuras de las edecanes que engalanan casi todos los eventos oficiales o privados, como el que acaba de realizarse a propósito de la presentación de la Feria de Tlaxcala, en donde aparecen dos mujeres detrás de los personajes que están en el presídium. Pregunto: ¿eso le da más caché al evento?, ¿era más importante su presencia que lo anunciado por los funcionarios?, o, ¿es necesario utilizar la figura de la mujer para llamar la atención de los ahí presentes?

El punto no es que nos utilicen, sino que nosotras permitimos eso. Es, por ejemplo, el caso que ha desatado polémica entre los jóvenes, en los hogares, en pláticas de gente de todas las clases sociales, o por lo menos en quienes son padres de familia; me refiero al video que está circulando en las redes sociales en donde se ve a dos mujeres jóvenes bailando de forma erótica y sensual, dejando apreciar parte de su ropa íntima, en un bar ubicado en el Boulevard del Maestro en la ciudad capital, a cambio de ganarse un pomo, como dicen los jóvenes.

Sin embargo, este hecho pasa desde hace décadas en casi todos los bares de Tlaxcala y en todas las clases sociales; la diferencia es que no se había hecho escándalo, que se tomaba como algo normal, porque, perdón, pero siempre que vamos a un antro sucede eso, pero, además, a todos nos divierte porque, queramos o no, es parte de la formación de los jóvenes, o de su malformación, como usted le quiera llamar.

No sabemos definir si esto es correcto o incorrecto, pero lo que sí sabemos es que estos actos se deben a la pérdida de valores que tenemos como sociedad, como país, como Estado. Que esta falta de valores hace que veamos esos actos como algo normal, como el pan de cada día.

Y qué viene después de esto, si vivimos en un estado donde el problema de la trata de personas es un tema que escuchamos a diario, y somos vecinos de una entidad en la que continuamente se cometen feminicidios. Con hacer campañas vía Facebook como, Ni una menos, se va a combatir este grave problema social.

No digo que las jovencitas provoquen lo que les pasa, pero vivimos en un país tan machista que casi todo lo que hacemos las mujeres se critica, y las agresiones a nuestro género de alguna manera las justifican.

Mujeres, no demos pie a estos actos, qué les espera después de esas muestras de absurdo libertinaje, que no las valoren, que todos hablen de ustedes. No creo que sea nada grato escuchar las críticas, sobre todo porque no sólo ustedes son culpables, porque es la diversión que ustedes conocen; pero también conocen los peligros a los que a diario se enfrentan, lo complicada que es la gente, la falta de valores y una sociedad de doble moral.

Si a eso le agregamos lo vulnerables que estamos ante la delincuencia, pues estamos fritos. Si viviéramos en Estados Unidos o en algún otro país de primer mundo, bailar y exhibirse no genera problemas, pero vivimos en México y aquí sí te violan hasta porque vas a dejar ayuda a los damnificados, entonces imagínate que les hacen a niñas que se divierten bailando por un pomo.

¿Qué habría pasado si hubiera aparecido un video de Mara (QEPD) bailando en el antro antes de su asesinato? ¿Sería víctima? ¿Hubieran hecho marchas? Claro que no, el panorama hubiera cambiado radicalmente, y para la sociedad ella se lo habría buscado.

Niñas, actúen como la sociedad cada vez más nos lo demanda, con conciencia social; sin exponerse a los peligros que están presentes en el mismo lugar donde se divierten. La forma de pensar de los machistas llevará tiempo para que se pueda cambiar, pero si podemos cambiar nuestra conducta y protegernos más como género, además de reconocer que lamentablemente vivimos expuestas a todo, y a las críticas que pueden acabar con una estabilidad emocional, en ocasiones para toda la vida.