Gobernanza, el disfraz del abuso

Por Enrique Gasga

Como el término “democracia” que por varias décadas en toda la República Mexicana se ha utilizado preponderantemente para legitimar resultados de elecciones, nombramientos de funcionarios nefastos de todos los niveles de gobierno, desvío y saqueo de los recursos públicos avalados “democráticamente”, por el Congreso de la Unión y los congresos locales; la gobernanza viene a ocupar el lugar de la maltrecha y prostituida “democracia” mexicana en quien difícilmente alguien ya confía.

No es que la forma de gobierno democrática esté hecha para favorecer a los gobiernos abusivos de México; al contrario dicha forma de gobierno tiene sus ventajas para coadyuvar en la solución de la problemática de la sociedad.

Sin embargo, los gobiernos del país han aplicado una democracia dirigida, o a modo para beneficio propio y justificar un sinnúmero de injusticias y abusos; en que el término democracia se ha convertido en un disfraz con el que muchos gobiernos empezando por el de la República y de todas, o de la mayoría de las entidades, han utilizado para tapar la cloaca en la que han convertido a las instituciones.

Es así que por ejemplo el INE instancia encargada de legitimar los resultados electorales es un órgano legítimo y que sus titulares se eligen en forma democrática por el legislativo; pero como sabemos quien envía los nombres para ocupar este puesto y de entre ellos el Congreso elija al titular en turno, es el propio ejecutivo, y ahí se termina la neutralidad, objetividad y por supuesto autonomía del responsable de avalar al siguiente gobierno.

Y sin embargo, dicha elección fue legítima y democrática; pero sin ninguna garantía de trabajar honestamente en pro de los derechos ciudadanos; más bien el INE como los demás organismos autónomos: INAI, o CNDH, de autónomos sólo tienen el nombre.

Es decir, que los gobiernos mexicanos han dado otro sentido y significado a muchos términos como a la democracia y a la autonomía, entre otros, que en el discurso político les siguen adjudicando los principios que los sostienen en todo el mundo; pero que en la triste realidad mexicana han pasado a ser utilizados como tapaderas de fraudes, desvío de recursos, saqueos, violaciones a los derechos humanos y de todo tipo de abusos y excesos.

Es por ello lógico que el escenario por el que actualmente pasa el término democracia en México, es muy difícil; existiendo una crisis obvia de credibilidad en la democracia.

Lamentablemente, y en el sentido estricto en el país, y en sus entidades poco, o casi nada los ciudadanos pudimos experimentar una democracia honesta en todos sus ámbitos; más bien la democracia que nos han impuesto las autoridades es espuria, de ahí que los ciudadanos han dejado de confiar en las instituciones y en los gobernantes.

Ante dicho desgaste de esta democracia a modo ejercida por los gobiernos mexicanos, han hecho supuestos esfuerzos mediáticos y en el discurso tratando de recuperar la confianza en esta forma de gobierno; pero como no resuelven los múltiples problemas de fondo, tales esfuerzos vienen a ser parte de la simulación de su proceder.

Hoy los gobiernos mexicanos, sobre todo los priistas encabezados por el presidente de la República han encontrado un término que en tanto forma de gobierno no es nuevo, pero que puede sustituir a la forma de gobierno democrática que han deslegitimado al utilizarla para sus propios fines.

La Gobernanza como forma de gobierno como la democracia, tienen sus ventajas para ayudar a mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos; pero el problema que tienen los gobiernos mexicanos es que sólo aplican en el discurso tales formas de gobierno; pero en la realidad simulan ante el temor de perder el control de los recursos y el poder político.

Hace unos días en una entrevista que me otorgó un especialista en el tema de gobernanza e investigador de la UNAM, el doctor Juan Sánchez González, indicó que:

“Para que haya gobernanza en cualquier gobierno tiene que haber ciertas características; ya no se puede gobernar de forma aislada, tiene que ser un gobierno abierto y participativo que permita la interacción con las organizaciones de la sociedad civil, con los ciudadanos, tiene que haber transparencia y rendición de cuentas; es decir la gobernanza es una nueva forma de gobierno, pero que tiene requisitos previos para que se pueda dar si no se cae en la idea de una gobernanza simulada”, me explicó.

En el caso de Tlaxcala como en prácticamente en todo el país en menor o mayor proporción, los gobierno no son transparentes, sino presentan altos niveles de opacidad; no hay una rendición de cuentas real, sino un ocultamiento sistemático de información, y no hay un trabajo de colaboración con la sociedad civil a quien limitan en extremo su participación en los asuntos de la administración pública.

Hoy los gobiernos mexicanos ya presumen una supuesta aplicación de esta nueva forma de gobierno para México que es la gobernanza; sin embargo, hasta el momento en dichos gobiernos prevalecen los escenarios contrarios a esta forma de gobierno, y con ello todo sigue siendo una mera simulación.

Mientras los gobiernos en el país sigan estando cerrados, opacos, no rindan cuentas a sus gobernados, sigan gobernando en medio de la corrupción, la impunidad y la ignorancia; así como el abuso, ni la democracia, ni la gobernanza, ni cualquier otra forma de gobierno idónea va a funcionar.