Mena tapa excesos millonarios del marianismo

Por Enrique Gasga

No resulta extraña la política agresiva contra el pueblo tlaxcalteca por parte del gobierno priista de Marco Antonio Mena; aunque de inicio prácticamente todos los sectores le dieron el beneficio de la duda a este gobierno que no contaba, ni ahora cuenta, con un Plan de Desarrollo para hacer frente a los múltiples números rojos y abusos del marianismo; hoy no sólo no se vislumbra un gobierno que pueda ayudar a Tlaxcala; sino una copia fiel del priismo salvaje acostumbrado a mantener el poder a costa de arruinar a sus gobernados.

Es así que lo único que en estos ya cuatro meses de gobierno ha mostrado el gobierno de Marco Mena es un elogio cínico a la impunidad; donde durante los pasados seis años hubo un saqueo multimillonario a Tlaxcala por parte del propio gobierno también priista; pero que la actual administración minimiza y se ha mantenido omisa a auditar a los funcionarios marianistas que desvanecieron millones de pesos del erario público.

Y ahí están los múltiples casos de dicho saqueo que se hizo en el sexenio anterior y en los que ya resulta ocioso profundizar porque son públicos como las miles de toneladas de fertilizante desaparecido, las compras a precios excesivos, el desvío, o falta de comprobación de miles de millones de pesos perdonado por una camarilla de diputados afines al gobierno priista.

Ahí está el millonario desabasto de medicamentos, la falta de médicos y los deficientes servicios en hospitales que han afectado a miles de familias tlaxcaltecas que ignoran dónde quedaron grandes cantidades de los recursos del seguro popular.

Ahí está la falta de entrega de alrededor de doscientos millones de pesos a la Universidad Autónoma de Tlaxcala afectando a toda la comunidad universitaria de la Máxima Casa de Estudios de Tlaxcala.

Ahí está la falta de obra pública e infraestructura, de obras de alto impacto, de construcción de carreteras, escuelas y hospitales, y de tantas otras cosas que se pudieron hacer, pero que no se hicieron; como son plantas tratadoras de aguas residuales cuya ausencia, entre otras cosas, sin duda siguen provocando que miles de niños y adultos en general enfermen de cáncer, insuficiencia renal, entre otros padecimientos, debido a la fuerte contaminación del agua en varios municipios.

Cómo  podría Marco Antonio Mena Rodríguez construir un gobierno con credibilidad que inspire confianza en los ciudadanos si hasta el momento sólo ha servido para tapar una enorme cloaca de excesos que han enfermado a la entidad.

Y es que el pasado gobierno quedó a deber, entre muchas otras cosas, una explicación de tales excesos, donde ninguneo al Congreso del Estado al no asistir sus funcionarios que fueron llamados a comparecer; y la lista fue larga: los titulares de: la Sesa, la PGJE, Sefoa, entre muchas otras, pero que simplemente se negaron ellos y su jefe político a presentarse a dar una explicación de su mal proceder.

Hoy Marco Mena administra sobre fango, un fango que no sólo lo ha ensuciado ya, sino que lo puede engullir.

Pero todo parece indicar que Marco Mena no enfilará castigo contra quienes hayan corrompido y saqueado el erario público; y lo peor, parece ser que también seguirá gobernando como su antecesor a un estado que sólo existe en su mente, donde el oropel que tiene a su alrededor lo deslumbra, y no alcanza a ver las necesidades reales de los tlaxcaltecas.

No alcanza a ver las múltiples deficiencias existentes en todos los sectores; no alcanza a ver que para lograr atraer inversiones primero tiene que crear desarrollo, y no sólo viajar a promocionar un estado con casi nulo crecimiento; no alcanza a ver la pobreza en la que viven miles de familias tlaxcaltecas, y que no es como la fantasía en que vive el gobierno federal de su mismo partido, al pensar que con un programa de dádivas temporal aumenta la calidad de vida de la gente, eso es infantil pensar.

Pero aún no está claro el contenido del Plan Estatal de Desarrollo que presente Marco Mena; y sólo por no ser excesivo se le da también el beneficio de la duda de que pudiera ser un plan a la altura de las necesidades del estado, y al menos en algo revierta los grandes problemas de Tlaxcala, y no haya impunidad.

Yo lo veo muy difícil, pero vamos a esperar un poco más para ver qué rumbo tomará el estado en este nuevo sexenio.