Tlaxcala, mofa Nacional

  • Daño colateral

Por Leticia Alamilla Castillo

“El reto de la  modernidad es vivir sin ilusiones y sin desilusionarse” –Antonio Gramsci-

La Sociología ha sido una de las ciencias cuyos teóricos ha abordado con mayor frecuencia la conceptualización de modernidad.

En las últimas décadas las energías de los estudiosos de diversas disciplinas de las Ciencias Sociales se han enfocado en la redefinición conceptual de la modernidad e inclusive de la posmodernidad.

Entre algunos de los personajes más representativos que abordaron la problemática de la modernidad -desde el siglo XIX hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914-, se encuentran Henri de Saint Simon, F. Hegel, Alexis de Tocqueville, Karl Marx, E. Durheim, hasta llegar a George Simmel.

La mayor parte de estos autores definieron la modernidad como “el surgimiento de ciertos rasgos que habían estado ausentes antes de la ruptura o que habían tenido tan sólo una importancia tangencial” como lo apunta Peter Wagner.

Intentos fallidos

Cuando nos acercamos al estudio de la historia de Tlaxcala en el siglo XX y en lo que va del siglo XXI encontramos que existen momentos en los que se da una especie de cambio muy, pero muy lento, a veces casi imperceptible, cuya aspiración son alcanzar la modernidad.

Por ejemplo, después de la Revolución mexicana en Tlaxcala la transformación se dio de manera muy lenta, durante la mayor parte del siglo XX la entidad fue eminentemente rural. Su economía estuvo sustentada en el autoconsumo.

El paisaje rural  y el poco interés y eficacia de los gobiernos posrevolucionarios para colocar a la entidad como un punto de la geografía lo suficientemente atractiva para inversionistas importantes fue una constante.

La producción textil en Tlaxcala, pese a existencia de algunas fábricas dedicadas a este rubro, era eminentemente artesanal.

A pesar de que los primeros corredores industriales comenzaron su instalación a mediados del siglo pasado con grandes incentivos para que empresarios se ubicaran en estos espacios, la modernidad seguía siendo solamente parte del discurso.

La década de los 70s con la llegada de Emilio Sánchez Piedras como gobernador de Tlaxcala y su proyecto económico se fincaron nuevas esperanzas.

El problema con las administraciones que le siguieron a Sánchez Piedras es que no tuvieron la capacidad de colocar a Tlaxcala como una auténtica oportunidad para instalación de empresas importantes generadoras de fuentes de empleo y de riqueza a nivel estatal.

Pese a una privilegiada ubicación geográfica de Tlaxcala, rodeada de ciudades importantes y con una infraestructura carretera de calidad, no vimos llegar capitales importantes en la mayor parte de las administraciones.

Gobernadores llegaron y se fueron sin pena, ni gloria, -salvo algunas excepciones-, después de realizar múltiples viajes al extranjero para convencer a inversionistas europeos, orientales y norteamericanos de traer sus inversiones a tierras tlaxcaltecas.

Mientras otras entidades cercanas a la ciudad de México como son Puebla, Hidalgo, Estado de México y Querétaro comenzaron a crecer de forma importante en términos económicos, nosotros seguíamos sumidos en un pasaje semi rural.

Y que nos llegan las hamburguesas…

Algunos amamos Tlaxcala y apreciamos el paisaje semi rural, el que resulta pintoresco para quien nos visita, pero ello no significa que no le demos importancia a la necesidad de crecimiento económico de la entidad, que represente una real elevación del nivel de vida de los ciudadanos.

Hace algunos años los visitantes se sorprendían de que solamente tuviéramos un solo centro comercial en Tlaxcala: Aurrera. Se sorprendían porque no había una oferta restaurantera más allá que la que se encuentra instalada en los Portales de Tlaxcala.

Hay quienes preguntaban qué más había en Tlaxcala además de las cobijas de Chiautempan. Se sorprendían que no hubiera las grandes plazas comerciales que caracterizan a las ciudades “modernas”.

De repente, llegó otra cadena comercial: Soriana. Nos llegaron las hamburguesas y una papelera. El paisaje comenzó a cambiar, hubo intentos de atraer franquicias con presencia a nivel nacional e internacional.

Pero los visitantes que venían de otros lugares se sorprendían por la falta de puentes vehiculares y comenzó su aparición. Uno que otro muy criticado por la fuerte inversión y el poco impacto social.

Tlaxcala, mofa nacional

Indudablemente la modernidad llegó, pero a los medios de comunicación, porque las nuevas tecnologías permiten la difusión de información en tiempo real.

La reciente inauguración de una sucursal de la cadena Fábricas de Francia en la ciudad de Apizaco colocó a Tlaxcala en el interés nacional.

El hecho pudo ser de poca trascendencia a nivel nacional si no hubiera sido por las redes sociales y el “resbalón” de tomar la foto del evento del Gobernador de Tlaxcala bajando por las escaleras eléctricas  muy bien acompañado de funcionarios de primer nivel y los empresarios de esta cadena comercial.

Seguramente hoy están arrepentidos de no haber elegido otro lugar para tomarse la foto. Y es que en realidad son las primeras escaleras eléctricas que se instalan en Tlaxcala.

Parece trivial el asunto pero se volvió viral e inclusive fue la nota de color de varios medios electrónicos a nivel nacional.

Los memes inundaron las redes sociales y muchos anunciaron que el nuevo atractivo de Tlaxcala, después de Cacaxtla y las cobijas de Chiautempan, eran las escaleras eléctricas. Y como éstos, mucho más.

Ojalá que las inversiones que están proyectadas para Tlaxcala, además de las cadenas comerciales, sean lo suficientemente benéficas para elevar el nivel de vida de los tlaxcaltecas.

Ésta es una gran oportunidad para que la nueva administración haga la diferencia. Que la gobernanza implique subir al tren del desarrollo y de la modernidad a los ciudadanos tlaxcaltecas para quienes urge elevar el nivel de vida en términos reales.

Puntos suspensivos…

Una felicitación para las autoridades de la máxima casa de estudios de la Universidad Autónoma de Tlaxcala que echaron a andar un proyecto deportivo con infraestructura de calidad, que sin duda, fortalecerá la formación integral de la comunidad universitaria.

La inversión valdrá la pena por la alta respuesta de la comunidad estudiantil y docente para disfrutar los espacios y las actividades que oferta la UAT.

El reto a mediano y largo plazo será fortalecer la formación deportiva de los universitarios que nos coloquen en los mejores lugares en las competencias a nivel nacional e internacional.

Enhorabuena al impulsor de este proyecto, al Dr. Serafín Ortíz Ortiz y a quien nos representa como el primer universitario en esta administración, al Dr. Rubén Reyes Córdoba quien ha consolidado varios proyectos que son de gran impacto para la comunidad de la Autónoma de Tlaxcala.