La política social en Tlaxcala tirada a la basura

Por Enrique Gasga

Si la denominada “Política social”, se aplicara en la entidad correcta, honesta y humanamente sustentada en un plan de gobierno a la altura de las necesidades del pueblo que buscara realmente el beneficio común; seguramente en Tlaxcala no estaríamos pasando por un enorme bache y retroceso en varios rubros, ni por los altos niveles de pobreza, marginación e inseguridad que tenemos, donde por ejemplo durante el presente sexenio en lo referente a programas sociales como se ha podido observar en su mayoría que prácticamente fueron olvidados por el gobierno del estado.

Es así que bajo este escenario de escueta política social ejercida en el estado por el gobierno marianista, resulta difícil creer que ésta haya influido significativamente en el “triunfo” de Marco Mena, ya que ante la aversión del marianismo por esta política de gobierno, se pudo observar que en todo caso quien influyó en dicho resultado de la pasada elección de gobernador fue la federación a través de los programas de asistencia social.

Siendo la política social desde hace años más una herramienta utilizada sobre todo en tiempos electorales para favorecer a los candidatos del partido en el poder.

La historia post revolucionaria de México ha mostrado que los gobiernos emanados del PRI han sobrevivido en gran parte porque les ha funcionado la forma electorera de la política social; y no una política social permanente que busque el bien común; es decir han optado por lucrar con la miseria del pueblo.

Lo anterior ante una sociedad preponderantemente en estado de pobreza que en su mayoría se ha conformado con sólo limosnas en tiempo de elecciones, aunque éstas sólo lleguen a unos cuantos, mientras que a los demás sólo les llegan discursos huecos de promesas y supuestos compromisos para mejorar las condiciones de vida de la población; pero éstos lamentablemente casi nunca, o nunca se concretan.

El dicho: “cada pueblo tiene el gobierno que merece”, ya no aplica, esto debido entre otras cosas a que para el caso de Tlaxcala el enojo del pueblo contra los excesos del gobierno marianista es evidente, pero no suficiente para impedir que el PRI permaneciera en el poder en el estado.

Esto debido a factores como: un árbitro electoral incapaz de fiscalizar los cuantiosos recursos que ayudaron a que el PRI se mantuviera en la gubernatura con recursos tanto de la propia candidatura priista como gubernamentales a favor de Marco Mena.

A los conflictos internos que han dividido a partidos de oposición principalmente al PRD y PAN, lo cual fue un factor determinante en el resultado en las pasadas elecciones; y cuyos conflictos no sólo permanecen; sino que se han agudizado, y de seguir así ambos institutos políticos llegarán aún más débiles para ser una fuerza de contrapeso ante los posibles excesos que pudiera continuar ejerciendo Marco Mena ahora como gobernador.

Y otro factor fue sin duda la enorme cantidad de partidos con registro que participaron en el pasado proceso electoral; y algunos de los cuales  se aliaron con el PRI  en la pasada elección por la gubernatura; ya que al no garantizar un papel más o menos digno en las elecciones, vendieron la causa al que creyeron el mejor postor -y tras su “triunfo”-, garantizaran al menos su sobrevivencia.

En este contexto, otros partidos como MORENA, PAC, PT  y MC con resultados modestos en las pasadas elecciones tendrán en este escenario en el gobierno entrante amplias posibilidades de crecimiento como partidos; así como de militantes y simpatizantes, que como institutos políticos de oposición pueden manejar un discurso más creíble que PRI, PAN y PRD, donde el laboratorio será en primera instancia el congreso local.

Es así que en el presente sexenio marianista la política social no tuvo cabida, se relegó lo mismo a personas de la tercera edad, discapacitados, personas en estado de pobreza y pobreza extrema, desempleados, víctimas de delitos graves y no graves, que a todo tipo de personas que no comulgaron con este marianismo tiránico.

Pero tal vez lo más preocupante y triste es que a unas semanas de que concluya el sexenio marianista e inicie el próximo; aún no se observa que el próximo gobierno priista marianista de Marco Mena cuente con un proyecto –y al parecer ni siquiera lo tiene-, para reivindicar la política social en la entidad tirada a la basura durante la presente administración del gobierno del estado.