Burócratas y sindicalizados, en el aire sus plazas

Por Enrique Gasga

Si algo ha crecido aparte de la delincuencia, la pobreza, el desempleo y la inseguridad en prácticamente la gran mayoría de sectores en Tlaxcala durante la presente administración del gobierno estatal, ha sido la incertidumbre de los trabajadores sindicalizados y de confianza que trabajan en alguna dependencia del gobierno marianista de que su plaza será respetada, y donde ya muchos han sido desplazados del gobierno, pese a que en varios casos apoyaron la llegada del priista Marco Mena a la gubernatura -y de lo cual deben estar muy arrepentidos-.

Las múltiples movilizaciones que están protagonizando trabajadores sindicalizados y de confianza adscritos a la Secretaría de Salud del gobierno del estado contra los múltiples despidos injustificados que han sufrido como lo han denunciado, situación que se ha agudizado en la recta final del presente sexenio; así como la violación a sus derechos laborales y las deficientes condiciones de trabajo; no son, sino un reflejo de la política de violencia contra los derechos de los trabajadores en general que ha permanecido en la presente administración.

Desde el inicio de este sexenio y a lo largo de prácticamente toda la administración cientos, o miles de burócratas perdieron su empleo; pero también a miembros de diferentes sindicatos les fue arrebatada su plaza ante la pasividad y complacencia de los líderes sindicales.

Sin duda, el escenario para los trabajadores al servicio del gobierno del estado ha sido terrible en este sexenio, donde antes los trabajadores que poseían alguna plaza sindical tenían cierta seguridad de que ésta sería respetada por el gobernante en turno; sin embargo, todo parece indicar que eso ya es historia; hoy en Tlaxcala los derechos sindicales han dejado de ser respetados.

Y no es que el de Mariano sea el único gobierno que no respeta los derechos sindicales, pero antes los líderes sindicales mostraban una defensa férrea a los derechos de sus agremiados, y donde lo más valioso era mantener las plazas; pero ahora lo que se ha podido observar es que la causa se ha vendido por los propios líderes permitiendo que el gobierno quite a placer plazas sindicales y decida en gran manera sobre la vida interna sindical.

Lo que le pasó en el contexto nacional a Elba Esther Gordillo en el caso del SNTE donde el gobierno federal optó por retomar el control de uno de los sindicatos más grande de Latinoamérica de la manera más arbitraria, ha sido el ejemplo a seguir en varias entidades en cuanto al control de diferentes sindicatos.

En Tlaxcala un claro ejemplo de tomar el control total de uno de los sindicatos más numerosos de trabajadores al servicio del estado puede ser el caso del sindicato “Siete de Mayo”, cuyos agremiados en las pasadas elecciones incluso tuvieron que apoyar abiertamente al candidato marianista a la gubernatura, esto contra su voluntad como lo denunciaron trabajadores en forma anónima, pero lo tuvieron que hacer para cuidar su plaza; en otros sindicatos la intromisión del gobierno ha sido más fácil.

Hoy por hoy los despidos de trabajadores en la Secretaría de Salud del gobierno del estado; así como la negativa a la tercera formalización de empleos, es el reflejo de un gobierno insensible que no ve; sino el bien personal a costa de miles de plazas que deberían estar beneficiando también a miles de familias tlaxcaltecas; pero que no es así; mientras los recursos millonarios de dichas plazas siguen en el limbo, o en el bolsillo de unos cuantos.

Pero todo parece indicar que esto sólo es el preámbulo de lo que le espera a los demás sindicatos y burócratas en la entidad, donde hoy los trabajadores de confianza no tienen ninguna certeza de que van a tener trabajo a partir de enero próximo, aunque el de Marco Mena también sea un gobierno priista como el de Mariano, y pese a que muchos de esos trabajadores hayan apoyado su llegada a la gubernatura.

Y donde hoy tampoco los trabajadores sindicalizados tienen la garantía de que su plaza será respetada por el gobierno entrante.

Aunque todo parece que la “limpia”, por llamarla de alguna manera de trabajadores del gobierno del estado, se hará antes de la salida de Mariano González para facilitarle las cosas a Marco Mena y él no tenga que correr a miles de trabajadores, y entonces el trabajo sucio lo haría la presente administración.

Pero el hecho es que con el aval de Marco Mena que ante el despido gradual de trabajadores al servicio del gobierno del estado nada dice, llegará al poder e iniciará su gobierno sin tener que despedir a tanta gente –ojalá así sea-, pues está ya estará despedida; pero con la conciencia sucia, ya que sea como sea él ha sido apadrinado y formado en este priismo marianista arbitrario donde la incertidumbre ha sido la única garantía.