Marco Mena recibirá un estado en quiebra

Por Enrique Gasga

Después que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmó la validez de la elección a  gobernador de Tlaxcala y entrega de constancia de mayoría a favor de Marco Mena Rodríguez, y de que el gobierno de Mariano González ha iniciado su cuenta regresiva, crece la incertidumbre sobre qué tipo de gobierno le espera a Tlaxcala; ya que Mena Rodríguez heredará un estado prácticamente en quiebra; y todo parece indicar que estará atado de manos para poder gobernar libremente con apenas cuatro años ocho meses para tratar de enderezar el barco.

A partir del primero de enero próximo; Marco Mena tendrá que enfrentar la realidad del estado, y decidir si continúa con el discurso que estuvo manejando en la primera parte de su campaña en el que exaltaba supuestos logros del gobierno marianista que sólo existían en el imaginario de su jefe político, y cuyo discurso tuvo que abortar debido a que el presente sexenio no ha dejado, sino un lastimoso crecimiento de la pobreza, retroceso en sectores como: salud, educación, inversión privada y política social, o generar un gobierno propio desligado del marianismo.

Sin embargo, conformar un gobierno propio forzosamente implica para Marco Mena reconocer públicamente el mal gobierno marianista, y construir sobre base sólida.

Sin embargo, si decide construir sobre el lodo de la corrupción existente tendrá que cargar con las culpas de quien dejó operar a placer a los grupos delictivos, y pagar las facturas de las múltiples víctimas de secuestro, extorsión  y robo de todo tipo.

Y es que hacer justicia para Marco Mena significaría meter a la cárcel a los funcionarios  responsables del saqueo multimillonario en dependencias como Sefoa, Sesa, Uset, Segob y Secoduvi entre muchas otras que han defraudado durante seis años a los tlaxcaltecas.

Cómo devolver la estabilidad del estado en el terreno político; cómo tender puentes de negociación con partidos políticos, con líderes políticos, empresarios, Ong’s, y con todos aquellos actores que fueron hechos a un lado por el marianismo.

Cómo quitar el enojo de miles de tlaxcaltecas condenados a la pobreza, al desempleo, o a la falta de oportunidades porque un gobierno dictatorial decidió vivir como rey a expensas del sufrimiento de cientos de miles de familias que dependían en gran manera de un sueldo, de un programa social, o su salud dependía de una atención médica especializada al alcance de sus pocas posibilidades.

Pero que en el presente sexenio toda esa gente quedó a la deriva porque el gobierno decidió desmantelar hospitales, escuelas, programas sociales y de apoyo al campo.

Hoy Marco Mena tiene múltiples ventanas de oportunidad si decide hacer conciencia de la problemática real que vive el estado, tiene la oportunidad de hacer una política sensible; más allá de los colores e intereses de quienes como vampiros lo adulan como antes adularon a Mariano González, pero que sólo se preocupan por mantener sus cotos de poder.

Hoy todo ese escenario negro de seis años que han transformado a Tlaxcala en un estado inseguro, empobrecido, gobernado por pseudo políticos de quinta que a la vieja usanza del priismo más corrupto y decadente que se niega al cambio ha mal gobernado, podría empezar a limpiarse, a irse corrigiendo.

Lamentablemente hasta ahora lo único visible sigue siendo esa incertidumbre de un Marco Mena que todavía no enseña sus cartas, y a estas alturas no se sabe si al estado lo va a gobernar Marco Mena, o ese priismo abusivo que lucra con la necesidad de la gente, y el próximo gobernador no sea, sino una más de las marionetas del sistema que lo llevó al poder; esperemos no sea así por el bien de Tlaxcala.