Gobierno priista ahuyentó inversiones en Tlaxcala

Por Enrique Gasga

En el último tramo del presente sexenio de la administración priista del gobierno estatal que encabeza Mariano González Zarur la caída estrepitosa de la Inversión Extranjera Directa (IED), es el claro reflejo del pésimo trabajo que este gobierno realizó durante el sexenio derivado de lo cual más allá del fracaso marianista, está el retroceso por ejemplo en materia de salud, educación, infraestructura, apoyo al campo y sobre todo en política social, entre otros rubros, lo que a su vez habla de un gobierno que en ningún momento estuvo a la altura de las necesidades del estado.

En este sentido, las críticas de varios actores políticos hacia este gobierno, y en particular al gobernador de que los viajes que estuvo haciendo durante su sexenio a diferentes países en diferentes continentes sólo fueron viajes de placer, ya que no se han observado resultados positivos de los mismos, son otro indicador de las malas cuentas que este gobierno dejará a Tlaxcala al final de su administración.

Sin embargo, y sin el mayor rubor a unos meses de que concluya su administración el gobernador inició otra gira de “promoción del estado” por diferentes países del continente europeo.

Esto pese a que durante el presente sexenio salvó en el año 2011 cuando Tlaxcala captó según información de la Secretaría de Economía un flujo de IED de 84.3 millones de dólares (mdd), estos obviamente correspondientes a las negociaciones realizadas durante el año 2010 cuando aún no gobernaba el PRI en la entidad, los resultados han sido muy negativos; por ejemplo a partir de 2012 la IED cayó estrepitosamente captándose sólo 34.4 mdd es decir menos de la mitad del año anterior que representaron sólo el 1.4 por ciento.

En los años subsecuentes las inversiones para Tlaxcala no mejoraron, es así que al cabo del primer semestre de 2016 las inversiones para Tlaxcala apenas alcanzaron el 0.5 por ciento del país, permaneciendo la entidad entre los últimos lugares de captación de inversión extranjera.

Pero qué falló si el Gobernador y una parte importante de su gabinete han estado realizando giras por todo el mundo para “promocionar” a Tlaxcala entre las empresas extranjeras durante todo el sexenio.

La respuesta está a la vista, y la ha dado la propia Secretaría de Economía al detallar que las empresas extranjeras prefieren invertir en entidades con mejor desarrollo donde lo que se toma en cuenta no es la “promoción” del estado; sino lo que cada año se haya hecho en materia de infraestructura, obra pública, calidad en los servicios, vías de comunicación, etc.

Sin dicho trabajo en materia de desarrollo poco, o de nada vale ir a promocionar a una entidad que padece el abandono de su gobierno en materia de desarrollo, y lógicamente los resultados son nulos en cuanto a inversiones producto de dichos viajes que no vienen, sino a ser un gasto innecesario como se ha observado en la presente administración.

Otro aspecto que seguramente complementa el desánimo de los inversionistas para que traigan su capital al estado sin duda es el aumento vertiginoso de la presencia delictiva en la entidad.

Y es que si bien hubiera empresas que dieran un valor extra al tema de la seguridad; el visible aumento de la inseguridad en la entidad donde todo parece indicar que ya se ha hecho común la presencia de delitos como secuestro, asesinato, robos de todo tipo y extorsión, entre otros, es evidente que este cartucho se ha ido consumiendo, y las empresas si no ven desarrollo ni seguridad evidentemente son ahuyentadas de Tlaxcala.

De esta manera, el gobierno marianista está por concluir un sexenio marcado por la falta de trabajo, voluntad política, eficiencia y sobre todo sensibilidad hacia las necesidades urgentes de los ciudadanos; donde el rebote de todo esto se pudiera dar durante el sexenio entrante en que el sucesor de Mariano González, entre otras cosas, tendrá que cargar con tales deficiencias y problemas, donde para que se recupere el estado hará falta más que compromisos del gobernante, más bien, y primero que nada que tenga conciencia de la situación que hoy se vive en la entidad.

De lo contrario las vacas flacas pasarán de seis años a diez años ocho meses y quizá a cerca de diecisiete años esperando que si no el próximo gobernante el que le suceda haga un trabajo real en beneficio del estado; por lo pronto lo único seguro es la incertidumbre y múltiples afectaciones para más de un millón de tlaxcaltecas frente al privilegio de una minoría política que trabaja para su propio beneficio.